“Vine a España en el año
77. En realidad iba a Suecia, donde más o menos tenía arreglado un trabajo,
pero mi madre vivía en España desde hacía dos años y estaba muy enferma cuando
yo llegué. Entonces, me quedé a esperar que se pusiera bien. Barcelona, en el
año 77, era una verdadera belleza, una ciudad en movimiento con una atmósfera
de júbilo y de que todo era posible. Se confundía la política con la fiesta,
con una gran liberación sexual, un deseo de hacer cosas constantemente, que
probablemente era artificial, pero, artificial o verdadero, era tremendamente
seductor. Para mí fue un descubrimiento, y me enamoré de la ciudad. En
Barcelona aprendí cosas que yo creía que sabía pero en realidad no sabía”.
“Nunca me he sentido
exiliado. Extranjero me he sentido en todas partes, empezando por Chile. Como
fui un niño pedante, ya desde niño me sentía extranjero”.
Nenhum comentário:
Postar um comentário